- El Ilustre Colegio Oficial de Podología de la Comunidad Valenciana ha señalado que las afecciones en los pies por causas hormonales son más comunes en mujeres y el otoño es la época del año donde más se detecta
- Otras consecuencias de los cambios hormonales en los pies son ensanchamiento, aplanamiento, hinchazón, sequedad de la piel, atrofia, desplazamiento de la grasa plantar y debilitamiento de las uñas, entre otras
Los cambios hormonales pueden afectar a la salud de los pies. Según ha indicado el Ilustre Colegio Oficial de Podología de la Comunidad Valenciana (ICOPCV) esto es más común en mujeres y es más notorio en otoño.
En concreto, la disminución de estrógenos durante la menopausia puede provocar pérdida de colágeno, deshidratación, inflamación y pérdida de elasticidad que afecta directamente a los miembros inferiores.
“Hay mujeres que, cuando llega el otoño y deciden comenzar a llevar de nuevo calzado cerrado, tienen la sensación de que se les han ensanchado los pies. Y ciertamente esto es así, ha sucedido, no es una simple sensación. Piensan que ha sido debido al calor, pero es a causa de los cambios hormonales y lo detectan porque sus pies se han ensanchado, hinchado, o aplanado”, asegura el podólogo y miembro de la junta directiva del ICOPCV, Jorge Escoto.
Otras afecciones son la atrofia y el desplazamiento de la grasa plantar, que provocará unos puntos de hiperpresión sobre los huesos de la planta de los pies y generará dolor. En este caso, el tratamiento consiste en realizar un estudio biomecánico y confeccionar soportes plantares personalizados diseñados para descargar las zonas de hiperpresión.
Los cambios hormonales provocan que la piel no retenga su hidratación normal, esto hace que aparezca sequedad, grietas y callosidades. Para paliar al máximo estos síntomas, es necesario que un podólogo realice una quiropodia y retire las callosidades, así como recomendar la hidratación adecuada para los pies.
Desde el ICOPCV han resaltado que también es común que se se observen cambios en el crecimiento de las láminas ungueales. “Éstas pueden volverse más frágiles y quebradizas debido a la pérdida de humedad y elasticidad en el cuerpo. En casos extremos, puede ocurrir que se de un desprendimiento parcial de la lámina ungueal, lo que se conoce como onicólisis, y que consiste en que la uña se separa del lecho ungueal”, ha afirmado el podólogo Jorge Escoto.
También es común detectar la aparición de estrías verticales o surcos en uñas. Todos estos cambios pueden aumentar el riesgo de infecciones fúngicas o bacterianas, ya que la uña dañada ofrece menos protección. En estos casos, las revisiones periódicas podológicas son necesarias para evaluar el estado de las uñas y pautar un tratamiento farmacológico adecuado si aparecen hongos, roturas de las láminas, etc. .
Desde el ICOPCV se ha recordado que, para garantizar que estamos en manos de un profesional de la Podología, disciplina sanitaria que todavía NO forma parte de la cartera de servicios del Sistema Público de Salud de Generalitat Valenciana, y evitar ser víctimas del intrusismo, es decir, ser tratados por supuestos profesionales que carecen de la formación universitaria que se exige para el desarrollo de esta rama sanitaria, hay que asegurarse que la clínica donde vamos a ser tratados dispone de número de registro sanitario y el podólogo está colegiado.