- El Ilustre Colegio Oficial de Podología de la Comunidad Valenciana ha enfatizado que si se detectan en los pies enrojecimiento, descamación, picor, cambio en la coloración o forma de las uñas, así como cualquier otra alteración dermatológica es fundamental acudir al podólogo lo antes posible porque es probable que nos encontremos con un caso de infección por hongos o verrugas plantares
- En caso de tenerlos, para evitar transmitirlos a otras personas es importante aplicar el tratamiento que indique el podólogo, no compartir toalla ni calzado, y utilizar chanclas en cualquier lugar público de riesgo como duchas o piscinas públicas
El verano es la estación del año en la que se producen más contagios por hongos y papilomas en los pies debido, principalmente, porque los pies van descalzos en zonas públicas húmedas como las piscinas y duchas y también por el aumento de la sudoración que puede hacer macerar la piel y provocar su aparición. Desde el Ilustre Colegio Oficial de Podología de la Comunidad Valenciana (ICOPCV) este año se ha querido hacer énfasis en que, en relación a este tema, solemos poner el foco en protegernos para evitar ser víctimas de contagios, pero también es importante poner la atención en evitar ser nosotros los podamos transmitir la infección a otras personas.
“Por las altas temperaturas, la humedad mantenida en los pies a causa de la sudoración y el pasar mucho tiempo descalzos en zonas de riesgo, hace que el contagio por hongos aparezca con más facilidad, manifestándose en forma de un picor en los espacios interdigitales, un enrojecimiento, una descamación excesiva de la piel del pie, algún cambio de coloración en las uñas, fragilidad o fisuras ungueales, por ejemplo”, ha explicado Jorge Escoto, podólogo y miembro de la junta directiva del ICOPCV.
“Alguno de estos síntomas puede ser indicativo de que te has contagiado de algún hongo y, por tanto, la medida principal para evitar ser nosotros el agente transmisor de infecciones es acudir con premura al podólogo para que instaure el tratamiento oportuno prescribiendo un tratamiento tópico u oral, cuya resolución dependerá del tiempo de evolución y de las manifestaciones clínicas del pie”, ha señalado.
Por otro lado, los podólogos han resaltado que cuando el contagio se produce por el virus del papiloma, también conocido como “verrugas plantares”, las manifestaciones clínicas aparecen en otra estación del año cuando ya ha finalizado el periodo de incubación del virus, bien a modo de punto negro, una especie de callo rugoso, dolor al andar por determinadas superficies, etc.
“El peligro aquí es que la manifestación no llama mucho la atención, no le damos importancia, pero estas señales son indicativas del virus del papiloma y requiere de forma urgente acudir al podólogo para que evalúe la planta del pie e instaure el tratamiento tópico más adecuado, dejando además claras una serie de pautas y recomendaciones que evitaran auto contagios o dispersión del virus al resto de la unidad familiar, algo que es muy habitual cuando no se pone el tratamiento apropiado a tiempo”, ha afirmado Jorge Escoto.
Desde el ICOPCV se han señalado como medidas preventivas, en caso de tener hongos o verrugas plantares, no compartir la toalla con otras personas, lavar la toalla después de su uso, no compartir calzado y utilizar calzado para el agua como chanclas, cangrejeras o escarpines en lugares públicos húmedos.
En el caso de que los pies estén sanos, se recomienda ir calzado la mayoría del tiempo, secar bien los dedos especialmente los espacios interdigitales que son el lecho anatómico de humedad y utilizar un calzado que permita que el pie transpire. Además, se ha recordado la importancia de hidratar correctamente los talones para evitar que se hagan grietas que podrían convertirse en un foco de entrada para posibles patógenos.
Desde el ICOPCV se ha recordado que, para garantizar que estamos en manos de un profesional de la Podología, disciplina sanitaria que todavía NO forma parte de la cartera de servicios del Sistema Público de Salud de Generalitat Valenciana, y evitar ser víctimas del intrusismo, es decir, ser tratados por supuestos profesionales que carecen de la formación universitaria que se exige para el desarrollo de esta rama sanitaria, hay que asegurarse que la clínica donde vamos a ser tratados dispone de número de registro sanitario y el podólogo está colegiado.