Indignación social y actuación institucional por las palabras de Juan Antonio Reig Pla
Unas recientes declaraciones del obispo emérito de Alcalá de Henares y exobispo de Castellón, Juan Antonio Reig Pla, han generado una ola de indignación en distintos sectores sociales. Sus palabras, pronunciadas durante una homilía en Alba de Tormes (Salamanca), son consideradas como un retroceso en la lucha por los derechos de las personas con discapacidad, provocando reacciones inmediatas tanto desde el ámbito asociativo como institucional.
En su intervención, Reig Pla hizo referencia a la discapacidad como consecuencia del “pecado” y del “desorden de la naturaleza”. Esta afirmación, propia de otras épocas, ha suscitado una contundente respuesta por parte de las organizaciones que trabajan por la inclusión y la dignidad de las personas con discapacidad.
El Ministerio de Derechos Sociales no ha tardado en actuar, remitiendo el caso a la Fiscalía y presentando una queja formal ante el Defensor del Pueblo y la Conferencia Episcopal Española. Para el Gobierno, no se trata únicamente de una cuestión legal, sino de un principio fundamental, el respeto a la dignidad humana, afirman. Las autoridades consideran que declaraciones como estas atentan directamente contra los valores que la sociedad ha construido con esfuerzo durante décadas.
Distintas asociaciones han alzado la voz para exigir una rectificación pública. Ayer martes, la diócesis de Alcalá de Henares emitió un comunicado en el que aseguraban que “si alguna persona se ha sentido ofendida por las palabras de esta homilía, Mons. Reig asegura que no ha respondido a su intención, ni al contenido de la misma”. A pesar de ello organismos y asociaciones consideran que no es suficiente. Argumentan que el daño está hecho y que las consecuencias de un mensaje así pueden perdurar si no se enfrenta con claridad y determinación.
Organizaciones como Plena Inclusión Asprodes, FAMMA-Cocemfe Madrid o Gorabide subrayan la necesidad de frenar cualquier discurso que perpetúe estigmas sobre la discapacidad. Recuerdan que la inclusión no es solo una meta legal o administrativa, sino una construcción cultural y social que exige compromiso colectivo.
En este contexto, las entidades reclaman lo esencial: una sociedad que garantice los derechos de todas las personas, independientemente de su condición. Frente a discursos que evocan culpa o castigo, reivindican un enfoque basado en la dignidad, la igualdad y el reconocimiento pleno de la diversidad humana. Porque, como han dejado claro, las palabras importan y algunas, cuando hieren, no pueden quedar sin respuesta.