La historia la hemos conocido hace poco de la mano del portal larioja.com. Dos niñas vinieron al mundo en 2002 en el Hospital San Millán de Logroño, ya desaparecido. Las dos, con poco peso, tuvieron que ser llevadas a la incubadora, de la cual saldrían tiempo después para ser entregadas a sus respectivas, y supuestas, familias. Hasta aquí todo sería normal, si no dejáramos pasar por alto que, como ahora sabemos, en ese momento se produjo una negligencia, un error humano cuyas consecuencias han tenido que soportar las dos, ahora jóvenes, sin saberlo. Fueron intercambiadas.
Todo se iría descubriendo, sin embargo, con el transcurso de los años. Por diversos motivos familiares la abuela de una de ellas, a la que llamaremos ficticiamente a partir de ahora Belén, se quedaría con la tutela de su “nieta”. Llegado un determinado momento, la abuela solicitó al padre de la menor los costes de la manutención de la niña. El padre, hasta entonces, se negó argumentado que Belén no era su hija, lo que provocó unos análisis de ADN que descubrieron que, efectivamente, no era el auténtico progenitor.
Un tiempo después, y ante la sospecha de que algo más pudiera haber detrás de todo aquel asunto, tanto Belén como su supuesta madre se sometieron a nuevas pruebas que, en esta caso, liquidaron cualquier tipo de duda. Tampoco su madre era quien creía serlo durante todos esos años.
Hasta ese momento, y por ahora, solo una de aquellas dos pequeñas que años antes fueron intercambiadas, Belén, se había puesto en movimiento para intentar averiguarlo todo. De hecho, de la otra parte, aunque en estos momentos ya es conocedora de lo sucedido, poco sabemos.
Con la auténtica madre biológica de Belén fallecida en 2018, a la ahora joven coprotagonista de esta historia solo le quedaba solicitar una explicación e indemnización por todo lo sucedido a la Consejería de Salud, convivencia con una familia desestructurada que no le correspondía de por medio. Ahora se encuentra en ese litigio. La Consejería de Salud admite el error pero no encuentra responsabilidad causal entre la situación de Belén y el error admitido, por lo que solo propone una indemnización de 215.000 euros. Por su parte, los abogados de la joven solicitan algo más de 3 millones de euros. La justicia decidirá.