El equipo dirigido por Marcelino García Toral consiguió su primera victoria como local en una jornada inaugural de Primera División, algo que nunca había logrado hasta ahora. El triunfo llegó ante el Real Oviedo (2-0) gracias a los tantos de Etta Eyong y Pape Gueye, en un partido marcado por la temprana expulsión de Alberto Reina en el conjunto asturiano.
El duelo tenía un componente especial para ambos equipos. Para los ovetenses, suponía su regreso a la élite 24 años después. Para los groguets, representaba la oportunidad de acabar con una racha de ocho estrenos en La Cerámica sin conocer la victoria en la máxima categoría. Pero antes del pitido inicial, la atención se centró en una figura muy querida por la afición amarilla: Santi Cazorla.
El centrocampista asturiano, a sus 40 años, volvió al estadio como capitán del Real Oviedo y recibió un sentido homenaje del Villarreal. Marcos Senna, embajador del club y excompañero suyo, le entregó una camiseta con su nombre y el número 334, los partidos que disputó con la camiseta amarilla. El público, que en 2020 no pudo despedirle por las restricciones de la pandemia, aprovechó para brindarle una calurosa ovación.
Cuando empezó el fútbol, las emociones dejaron paso a la intensidad. Marcelino apostó de inicio por Etta Eyong, así como por los recién llegados Santiago Mouriño y Rafa Marín. La primera ocasión clara llegó para el Oviedo, que dispuso de un penalti en el minuto 12 tras una acción entre Foyth y Luiz Júnior sobre Ilyas Chaira. Rondón ejecutó, pero el guardameta brasileño detuvo la pena máxima, desatando la euforia en las gradas.
El susto espoleó al Villarreal, que poco después vio cómo su rival se quedaba con diez jugadores tras la expulsión de Alberto Reina por doble amarilla. En la jugada posterior, un saque de esquina permitió a Etta Eyong adelantar a los amarillos con un certero cabezazo cruzado. Apenas unos minutos después, Pape Gueye amplió la ventaja con un potente disparo zurdo desde la frontal, aprovechando una asistencia de Nicolas Pepe.
En la segunda mitad, el Submarino Amarillo controló el encuentro con comodidad. Aunque no llegó el tercer gol —Yeremy lo marcó en el descuento, pero fue anulado por mano—, el equipo de Marcelino mantuvo la posesión y administró su ventaja hasta el pitido final.
Con este 2-0, el Villarreal rompe un viejo maleficio y arranca el campeonato con tres puntos de oro. La tarde dejó dos grandes recuerdos para la afición: la histórica victoria inaugural y el merecido tributo a una de sus leyendas eternas, Santi Cazorla.