Tras décadas marcada por el abandono, Villa María , una de las construcciones más emblemáticas del paseo Pilar Coloma en Benicàssim, ha vuelto a brillar. La histórica mansión, cuyo valor patrimonial la convierte en una pieza clave del litoral castellonense, ha sido sometida a una cuidada restauración impulsada por una familia procedente de California. La intervención ha permitido devolverle su aura señorial y adaptarla a un estilo de vida contemporáneo sin renunciar a su esencia mediterránea.



El proceso de renovación ha sido liderado por el estudio Merelo Arquitectura, con Chema Merelo y Paco Pons como responsables del proyecto arquitectónico. La firma Summun Estudio, bajo la dirección de la interiorista Rosa Capello, ha sido la encargada de redefinir la estética interior, apostando por un ambiente luminoso, elegante y con guiños al espíritu costero que siempre caracterizó a la villa. Su trabajo ha conseguido actualizar los espacios sin alterar los elementos que configuran la identidad original de la edificación.



La agencia internacional Lovely Properties, dirigida por Mónica Gordillo, es quien gestiona la limitada disponibilidad de la residencia para estancias muy seleccionadas. Un vídeo publicado en su perfil de Instagram, mostrando los nuevos interiores, ha generado una notable repercusión y ha puesto de relieve el espectacular resultado de la restauración.
Una mansión única en la costa española
Hoy, Villa María se presenta como una de las propiedades más impresionantes del Mediterráneo español. Distribuida en tres plantas más un torreón, ofrece seis dormitorios, nueve baños, una amplia cocina, gimnasio y estacionamiento con capacidad para cinco vehículos. Todo ello en un enclave privilegiado, frente al mar y rodeada de un entorno natural histórico que potencia su exclusividad.


Además de sus estancias principales, la reforma ha incorporado espacios pensados para el ocio y el disfrute familiar. Entre ellos destaca una sala de cine privada, decorada con referencias a grandes clásicos del séptimo arte y a series icónicas, un guiño a la estética de las residencias de lujo estadounidenses. También dispone de un amplio cuarto de juegos con mesa de billar y ping-pong, pista de baloncesto, piscina climatizada con jacuzzi y una zona de barbacoa exterior integrada en los jardines rehabilitados.
El interior de la mansión combina el refinamiento de la arquitectura burguesa de principios del siglo XX con una propuesta decorativa contemporánea. Se han introducido elementos atrevidos, como estanterías en tonos fucsia brillante, obras de arte moderno y muebles icónicos que aportan carácter a cada estancia. La paleta cromática incorpora acentos de azul profundo, rosa vibrante y verde esmeralda, que conviven con materiales nobles y detalles originales restaurados.


El proyecto paisajístico lleva la firma de Gustavo Marina (GM Paisajistas), quien ha logrado reforzar la elegancia primigenia del jardín mediante la selección de especies resistentes a la sequía y adaptadas al clima mediterráneo. El resultado es un entorno verde que mantiene su belleza durante todo el año sin comprometer la sostenibilidad.
Acceso restringido para preservar su valor
Para proteger la tranquilidad y la integridad de la villa, la propiedad ha establecido un protocolo estricto para quienes desean alojarse en ella. El acceso a estancias exclusivas requiere una entrevista previa y está claramente limitado. No se permiten fiestas ni eventos que puedan alterar el entorno, garantizando así el cuidado y la conservación de este tesoro arquitectónico.

