Gloria Fortea
Flores de Azahar se desenvuelve en el contexto de la Guerra Civil. ¿Qué mensaje quiere dar el autor con esta novela?
Cierto es que se sitúa en pleno conflicto bélico, donde más de medio millón de personas murieron, bien en el campo de batalla o asesinados en una cuneta. Pero mi intención, más que hablar de la guerra, es hablar de sentimientos y del sufrimiento ante el horror que les tocó vivir. Esta es una obra que, más que dar un mensaje, pretende recordar y honrar a tantos que lucharon y a los que les fue arrebatada la vida. El mensaje tal vez sería muy simple: ¡No a la guerra! Pero por desgracia, el que existan o no guerras no depende de nosotros y siempre nos puede tocar de nuevo. Como dijo el pintor Gumbau, autor del cuadro Frutos de la guerra que ilustra la portada de mi novela: “Quiero pintar lacras sociales para poner de manifiesto ante los ojos de los hombres las miserias humanas, para que sea como un reproche que, al llegarles al corazón, les obligue a ser distintos y varíe la manera de proceder. Quiero que mi arte sirva para ayudar a poner fin a tantas cosas que no deben ser, para hacer más humana y más justa la vida”.
El mensaje podría ser: para hacer más humana y más justa la vida es necesario conocer la verdad, recordar y dignificar a las víctimas y no repetir los mismos errores del pasado.
¿Qué aspecto de la novela cree que va a impactar más en el lector?
Yo creo que todo. La Guerra Civil resulta históricamente una gran desconocida, más para aquellos que no han sentido nunca una curiosidad real de conocer, asimilar y entender. De hecho, la narrativa coloquial habla de buenos y malos, dependiendo siempre del color político. Obviamente no fue así, por ello yo no hablo de buenos y malos, sino de leones, gacelas y hienas; la confrontación bélica está llena de matices incluso desde antes del estallido; matices casi siempre muy oscuros. Aunque, también es verdad, que no se puede negar que hubo algún destello de humanidad. Pero la guerra llanamente es eso: muerte. Así, unos mataban rojos y otros mataban fachas y religiosos, e incluso se mataban entre ellos mismos; unos lo hacían por ideales, los que más por sobrevivir y otros para robar amparados bajo una bandera. ¿Impactar en el lector? Pues hablando de tierra de olivos, posiblemente el horror que desataban los marroquíes en los pueblos que asaltaban; pensando en tierra de naranjos, tal vez el “camionet de la calavereta” con sus macabras expediciones. A mí me gustaría que impactaran también temas como el de un héroe olvidado que salvó a decenas de vecinos arriesgando su propia vida o el de una mujer valiente que sufrió cruelmente la dureza de la guerra para quedar destrozada de por vida.
¿Cuánto tiempo le ha llevado este trabajo?
Un año, aunque debo añadir que disponía de mucho material tras la documentación que recopilé para mis libros “ Vila -real, història viva d’un poble” y “ Vila -real. Imagen y crónica de una ciudad (1274-2024)”. Viendo toda la documentación, podría decirse que esta novela no es más que la punta de un inmenso iceberg de cuanto aconteció, y más en la zona. No sé si algún día un historiador se atreverá a abrir ese melón profundizando con rigor, más cuando parece que los políticos de hoy y sus acólitos regresan al “guerracivilismo” que divide al pueblo en busca de votos y, claro, se esfuerzan cada uno por crear su propia versión de los hechos, dando así vida a algo que debería estar muerto y ser causa solo de historiadores, cronistas, novelistas…
¿Qué testimonios, archivos, libros… le han ayudado a documentarse?
Realmente, muchos y de diferentes archivos. No quería hacer esta novela sin una base verdaderamente histórica. Por ello, no me preocupé mucho en dar un contenido específico a los personajes ni en crear una trama principal. Me interesaba más narrar la humanidad y su desespero ante la guerra en una obra coral, donde no hay una línea argumental con buenos y malos, donde los personajes puedan aparecer y desaparecer sin desarrollarse más, donde todo parezca un poco sin sentido e increíble. Sin embargo, todo tenía mucho sentido y la novela recrea una línea temporal muy clara. Posiblemente, en algunos temas, baile un poco la hora, el día, el nombre o a saber, pero el hecho en sí fue muy real y eso es lo que quería primar: la verdad. Los testimonios que más me impactaron en su día fueron los del soldado Damián, así como los de la señora Guadalupe, una vecina de mi infancia, ya que ambos solían relatar en casa las terribles andanzas de los rifeños; los que más me sorprendieron hoy día fueron los que me condujeron hasta la checa del convento de las Dominicas y también, ver que aun devorados por la inquina, había muchos vecinos que trataban de hacer el bien.
¿Dónde se puede adquirir Flores de Azahar?
Pues en las librerías de Vila -real y en Vinted.es, por solo 17 euros, y también se puede adquirir por correo solicitándolo en Verde Azahar, al teléfono 646 846670.
Aprovecho para dar las gracias a aquellos amigos y lectores que me siguen, pues sin ellos poco tendría sentido. Espero que les guste la novela o al menos que sirva para recordar a los que tanto sufrieron en tiempos tan oscuros. Un sincero abrazo.



