Hace un año, el 29 de octubre de 2024, la Comunitat Valenciana vivió una de las jornadas más devastadoras de su historia reciente. Lo que comenzó como una jornada de lluvias intensas se transformó en cuestión de horas en un episodio extremo que puso a prueba a todo un territorio.
Aquel día, una masa de aire frío en altura desencadenó un fenómeno meteorológico explosivo. La interacción entre el mar y las montañas generó una tormenta de dimensiones inéditas: mientras en algunos puntos apenas llovía, en otros, como en Turís, se acumularon más de 770 litros por metro cuadrado. La desigualdad de la precipitación y la fuerza del viento convirtieron la situación en un auténtico caos.
Las primeras emergencias llegaron desde el interior, con pueblos como Utiel o Chiva completamente anegados. Las carreteras principales, incluida la A3, quedaron cortadas, y los servicios de rescate trabajaron contrarreloj para auxiliar a vecinos atrapados. La Unidad Militar de Emergencias fue desplegada ante la magnitud de la catástrofe.
A medida que avanzaba la tarde, el desbordamiento de barrancos y ríos como el Magro y el Turia multiplicó los daños. En el área metropolitana de Valencia, el descontrol del barranco del Poyo sorprendió a cientos de personas que quedaron rodeadas por el agua en calles y garajes. La Aemet confirmó más tarde que once tornados acompañaron aquel episodio, agravando aún más la situación en la Ribera.
Cuando amaneció el 30 de octubre, la Comunitat amaneció irreconocible: barrios arrasados, vehículos amontonados y familias buscando a los suyos entre el barro. 237 personas perdieron la vida y miles más resultaron afectadas por un temporal que marcó un antes y un después en la memoria valenciana.
Doce meses después, muchas heridas materiales aún están por cerrarse. El recuerdo de aquel 29 de octubre permanece como símbolo de vulnerabilidad y de la fuerza solidaria con la que la sociedad valenciana se levantó ante la adversidad.
Poble destinó 3.500€ y donó más de 2.200 tuppers
En los días posteriores al desastre, la revista Poble se sumó a la ola solidaria con una iniciativa que movilizó a centenares de voluntarios y asociaciones locales. Gracias al apoyo de la Penya La Merla, que cedió sus instalaciones para cocinar, y a la colaboración de numerosos vecinos, la revista coordinó tres expediciones de ayuda que repartieron más de 2.200 tuppers de comida, agua, medicinas y productos básicos entre los municipios más afectados.
La primera entrega se destinó a Picanya, con más de 600 raciones preparadas, y la segunda a Massanassa, donde se distribuyeron más de un millar de comidas junto a material de limpieza y suministros. Ante la nueva llamada de auxilio de esta localidad, Poble volvió a responder, reafirmando el espíritu solidario que unió a toda la Comunitat tras la DANA.




