- Esta iniciativa, puesta en marcha en colaboración con la Conselleria de Educación, evita la desconexión con la vida escolar
- La mayor parte de pacientes se han reincorporado con éxito a sus centros de referencia
El aula pedagógica de la Unidad de Hospitalización de Salud Mental infanto-juvenil del Consorcio Hospitalario provincial de Castellón ha atendido en su primer año de funcionamiento a 42 estudiantes de Primaria, Secundaria y Bachillerato. El aula se puso en marcha el pasado mes de septiembre en colaboración con la Conselleria de Educación, Cultura, Universidades y Empleo.
La mayor parte de pacientes que han recibido atención educativa en el hospital han sido estudiantes de entre 12 y 15 años que cursan ESO y han permanecido entre 15 y 30 días ingresados en el centro sanitario.
De esta manera, el actual equipo directivo ha dado respuesta a una necesidad detectada por los responsables de la unidad dada la importancia de que las personas hospitalizadas reciban ayuda en su proceso de aprendizaje y se garantice su proceso educativo.
Gracias a esta iniciativa, la profesora Noelia Linares se ha ocupado de dar continuidad al proceso educativo de pacientes que viven una situación particular, de modo que se les ha facilitado la socialización, afectividad y bienestar general, tanto desde el punto de vista educativo como desde el equilibrio emocional y maduración social.
Así, niños, niñas y jóvenes han recibido durante este último curso académico una atención educativa que ha permitido en la mayoría de los casos que puedan reincorporarse con éxito a su centro educativo tras recibir el alta hospitalaria.
En este sentido, Linares ha explicado que la coordinación con el personal docente de los centros de referencia de los alumnos ha sido fundamental para evitar la desconexión, poder dar continuidad a su formación y mantener el vínculo con la vida escolar.
También ha sido clave el trabajo en equipo con el personal sanitario de la unidad, ya que las actividades académicas se adaptan a cada paciente y la atención educativa es, por tanto, personalizada. Además, tanto la docente como el equipo de la Unidad comparten actividades terapéuticas como el huerto hospitalario, ejercicio físico y artes plásticas.
Para el personal que atiende la unidad esta iniciativa es fundamental y está resultando muy positiva ya que, como ha señalado la doctora Carla Ramos , “las personas que se segregan del sistema educativo regular por circunstancias relacionadas con la salud mental pueden llegar a convertirse en víctimas en lo que se refiere a resultados académicos y sociales, y empeorar la evolución de su propia patología”.
Así, este dispositivo logra al máximo la integración y normalización de las personas ingresadas y favorece una mejor adaptación a sus necesidades.
Una unidad referente
La Unidad de Hospitalización Infanto-juvenil entró en funcionamiento en noviembre de 2011. La sala consta de 5 habitaciones con un total de 8 camas en las que se presta atención a pacientes con trastorno mental que presentan criterios de ingreso por descompensación clínica hasta los 18 años.
El personal de la unidad ha atendido las necesidades de pacientes y familiares de cara a su recuperación mediante tratamientos farmacológicos y también psicosociales. Así, se presta apoyo, asesoramiento y psicoterapia individual, familiar y grupal. También se lleva a cabo la rehabilitación, cuidados de enfermería, terapia ocupacional, orientación y apoyo social.
Esta unidad es referente para todos los ingresos de personas menores de edad en la provincia. A lo largo de 2024 ingresaron 80 pacientes y la estancia media se sitúa en los 25 días. La edad media de las personas ingresadas es de 13,5 años.
La demanda de pacientes menores de edad que requieren tratamiento para sus problemas de salud mental ha aumentado progresivamente en los últimos años, especialmente a partir de la pandemia. Así, cada vez se atienden más casos de trastornos de ansiedad y de depresión, autolesiones, tentativas de suicidio y trastornos de la conducta alimentaria, según ha explicado la doctora Carla Ramos , responsable de la Unidad.
“La edad de debut de algunos de los trastornos -ha añadido la especialista-, está disminuyendo como en el caso de los alimentarios, que actualmente se diagnostican en edades muy tempranas y con un pico de incidencia a los 12 años, coincidiendo con el inicio de la ESO y paso a los institutos”.