Moleiro y el tipo de futbolista que España no puede permitirse desaprovechar
Hay jugadores cuya evolución obliga a replantear las prioridades de un seleccionador. No porque acumulen focos mediáticos, sino porque interpretan el juego con una naturalidad que parece adelantada a su edad. Alberto Moleiro pertenece a esa categoría: futbolistas que no necesitan cifras estridentes para convencer; basta observar cómo se comporta el equipo cuando el balón pasa por sus pies.
En las últimas semanas, el nombre del joven mediapunta del Villarreal ha empezado a aparecer en conversaciones técnicas dentro de la Federación. No se trata de una urgencia ni de una promesa inmediata, sino de una constatación silenciosa: España necesita perfiles capaces de agregar creatividad en el centro del campo, y Moleiro está construyendo argumentos sólidos para entrar en esa lista.
Lo que más llama la atención no es su habilidad para romper líneas, algo que ya mostró en su etapa anterior, sino la serenidad con la que toma decisiones en escenarios adversos. Cuando el rival presiona, él encuentra soluciones simples que deshacen emboscadas; cuando el ritmo acelera, es capaz de introducir una pausa que vuelve a sincronizar al equipo. Ese dominio del tempo es, en realidad, su carta de presentación más valiosa.
El traspaso del pasado verano lo situó en un ecosistema competitivo de mayor exigencia. El Villarreal apostó fuerte por él, hasta el punto de cerrar una operación económica considerable incluso antes de que el mercado dictara prisas. Con el paso de las jornadas, la apuesta ha empezado a devolver rendimiento: el jugador ha ganado peso en zonas donde se decide la identidad ofensiva del equipo, y lo ha hecho sin perder su estilo, una rareza en contextos nuevos.
El cuerpo técnico ha entendido que su desarrollo exige un equilibrio peculiar: correcciones firmes, sí, pero sin castigar su atrevimiento. Recientemente, tras un encuentro de máximo nivel donde no terminó la primera mitad, recibió titularidades consecutivas como gesto de confianza. Ese tipo de decisiones son las que construyen futbolistas preparados para competir bajo presión.
Desde la perspectiva del combinado nacional, Moleiro representa una pieza que encaja en la línea que se pretende reforzar: jugadores con capacidad para generar ventajas sin necesidad de conducir demasiado, capaces de pensar un segundo antes que el resto. España lleva años buscando perfiles con esa sensibilidad en la mediapunta, y la progresión del jugador del Villarreal invita a seguirle con lupa.
¿Convocatoria inminente? No necesariamente. ¿Evolución monitorizada? Sin duda. En la Federación entienden que precipitar los tiempos sería un error, pero también que ignorar su crecimiento será imposible si mantiene esta tendencia. Al final, las puertas de la selección se abren para quienes logran convertir la continuidad en argumento, y Moleiro parece decidido a hacerlo.

