La N-340, la arteria que vertebra la provincia de Castellón de norte a sur, se ha consolidado como una de las carreteras más peligrosas y congestionadas de España. A pesar de ser una vía clave para el transporte, la movilidad laboral y el turismo, su capacidad se ha quedado pequeña ante el crecimiento del tráfico en la provincia.
Cada día, miles de vehículos recorren esta carretera, especialmente en los accesos a Castelló de la Plana, Benicàssim y los enlaces hacia la autopista AP-7. En horas punta, como a primera hora de la mañana, el tráfico se colapsa por completo. Las colas se extienden durante kilómetros, especialmente en el acceso a la Universitat Jaume I (UJI) y en la entrada a la autopista, donde los vehículos deben esperar durante largos minutos sobre el arcén, invadiendo carriles y generando una situación de riesgo constante.
Los conductores que se dirigen en dirección Benicàssim se ven obligados, en muchas ocasiones, a invadir el carril contrario o circular por el arcén, mientras que quienes se dirigen a Castellón quedan atrapados en retenciones que llegan a bloquear la vía. El colapso se repite también en otros tramos críticos, como los accesos a Vila -real y Vinaròs, donde la N-340 sigue siendo de un solo carril por sentido, sin apenas margen para absorber el elevado volumen de tráfico.
Una carretera peligrosa: los tramos peores de España
La Dirección General de Tráfico (DGT) ha vuelto a situar varios tramos de la N-340 entre los más peligrosos del país. En concreto, el kilómetro 996, a la altura de las cuestas de Oropesa del Mar, figura en los listados de puntos con mayor siniestralidad. A este se suman otros tramos críticos de la provincia, como la N-234 (Sagunto-Burgos), en los kilómetros 24 y 25, a su paso por Soneja, donde el kilómetro 24 ocupa el puesto número 3 del ránking nacional de los 370 puntos más peligrosos de España.
En lo que va de año, la DGT ha registrado más de 15 fallecidos en las carreteras castellonenses, una cifra que refleja la necesidad urgente de mejorar la seguridad vial y la capacidad de las infraestructuras provinciales.
Una necesidad urgente: ampliar y modernizar
La saturación de la N-340 no solo representa un riesgo para los conductores, sino también un freno para la economía y la movilidad de Castellón. Las retenciones diarias afectan a trabajadores, estudiantes y transportistas, y dificultan la conexión entre los municipios del litoral.
Tanto los representantes nacionales, como autonómicos y provinciales deberían —según reclaman empresas y vecinos— impulsar la ampliación y modernización de esta vía, con soluciones que incluyan desdoblamientos, nuevos accesos y mejoras en los tramos de mayor peligrosidad.
Mientras no se aborde una actuación integral, la N-340 seguirá siendo un símbolo del atasco y la inseguridad vial que lastra el desarrollo de una provincia que crece, pero que circula por una carretera del pasado.