La provincia de Castellón vive una semana marcada por el derrumbe de varias viviendas antiguas, un hecho que ha encendido las alarmas sobre el estado de conservación de muchas edificaciones viejas en distintos municipios.

En apenas siete días, tres casas se han venido abajo: la primera el martes 7 en Vila -real, la segunda el viernes 10 en Burriana y la más reciente el lunes 13 en Betxí. En todos los casos, las construcciones eran viviendas antiguas, algunas deshabitadas o en mal estado estructural, que no soportaron las intensas lluvias registradas durante la llegada de la DANA Alice.
Afortunadamente, no se han registrado heridos, aunque los daños materiales han sido significativos y han generado preocupación entre los vecinos y autoridades locales.

Una llamada de atención sobre el envejecimiento del parque de viviendas
Estos derrumbes ponen de manifiesto la necesidad urgente de revisar el estado de las casas más antiguas, especialmente aquellas construidas hace décadas y que no han sido sometidas a mantenimientos estructurales recientes.
La combinación de materiales degradados, aluminosis en estructuras de hormigón y la filtración de agua por lluvias intensas ha sido determinante en varios de los colapsos registrados.

Expertos en edificación advierten que la prevención y la inspección técnica periódica son claves para evitar tragedias. Muchos municipios cuentan con viviendas antiguas en sus cascos urbanos que, por abandono o falta de recursos, no se someten a revisiones estructurales regulares.
Los recientes incidentes han llevado a varios ayuntamientos a revisar el estado de sus edificios más antiguos y a recordar a los propietarios la importancia de realizar inspecciones técnicas (ITE), especialmente en viviendas de más de 50 años. Ya que según los expertos la vida de una vivienda suele estar en esos años.