La jornada de ayer volvió a poner de manifiesto los graves problemas que arrastra el servicio de Cercanías entre Valencia y Castellón. Más de 8.000 personas se vieron afectadas por retrasos que superaron las dos horas o directamente quedaron sin poder tomar sus trenes debido a una interrupción masiva en la red ferroviaria.
Según ha informado Adif, la causa del colapso fue un robo de cableado de cobre en un tramo de la línea, un incidente que obligó a interrumpir la circulación y a establecer un plan alternativo con autobuses y transbordos. Aunque el robo justificó los retrasos de ayer, para muchos usuarios no fue más que un episodio más en una larga lista de incidenciasque se repiten con preocupante frecuencia.
En redes sociales, numerosos pasajeros expresaron su frustración ante lo que consideran un servicio cada vez menos fiable. “Es imposible llegar puntual al trabajo o a clase”, lamentaba una estudiante de la Universidad Jaume I que utiliza el tren a diario. Otros usuarios denunciaron que la falta de mantenimiento y las continuas averías están llevando a muchos a abandonar el Cercanías en favor del coche compartido o el autobús, pese al mayor coste económico y medioambiental.
El Cercanías C-6 (Valencia–Castellón), uno de los más utilizados de la red, sufre desde hace años retrasos, cancelaciones y falta de inversiones, según denuncian sindicatos y asociaciones de usuarios. Las mejoras prometidas por el Ministerio de Transportes y Adif avanzan lentamente, mientras que el servicio continúa deteriorándose y perdiendo viajeros.
El robo de cobre de este lunes vuelve a poner en evidencia la fragilidad de unas infraestructuras esenciales, cuyo mal estado y falta de protección hacen que cualquier incidencia tenga un impacto inmediato sobre miles de personas.
A pesar de que Adif y Renfe han asegurado estar trabajando para restablecer la normalidad y reforzar la seguridad en la línea, los usuarios reclaman soluciones estructurales y no solo medidas puntuales. Mientras tanto, la incertidumbre sigue siendo la norma para miles de estudiantes y trabajadores que cada día dependen del tren para llegar a su destino