La solemnidad y el orgullo de ciudad han impregnado el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Castellón, en el acto de entrega de honores y distinciones municipales con motivo del 774 Aniversario del Privilegio de Traslado. Un ejercicio de afirmación de la identidad castellonense, con cuatro protagonistas principales: la Banda Municipal de Castellón, el periódico Mediterráneo, la rondalla Els Llauradors y el prior emérito de la Real Cofradía de la Virgen del Lledó, Ignacio Pérez de Heredia y Valle, nuevo Hijo Adoptivo de la ciudad.
Arropada por una amplia representación de autoridades civiles, militares y religiosas, la concejala de Cultura, María España, ha sido la encargada de dar lectura a los méritos de los distinguidos. Pero fue la intervención de la alcaldesa, Begoña Carrasco, la que impregnó de emotividad y orgullo castellonero el acto. Carrasco reivindicó a Castellón como “locomotora de la provincia”, solidaria en la adversidad y profundamente enraizada en su historia. “Somos, porque mucho antes otros fueron”, subrayó, evocando la herencia común que arranca el 8 de septiembre de 1251 con el Privilegio de Traslado. La alcaldesa quiso, además, convertir a los homenajeados en referentes colectivos: “Los pilares que sostienen una ciudad son las personas”.
La Banda Municipal de Castellón, un siglo de música compartida
La primera Medalla de Oro recayó en la Banda Municipal de Castellón, que cumple 100 años desde su fundación en 1925. El reconocimiento fue recogido por su director, José Vicente Ramón Segarra, junto a Elisa Ortells, la primera mujer en ingresar en la agrupación, y Antonio Mena, el integrante de mayor edad en activo.
El director puso voz al agradecimiento colectivo: “Hoy, cien años después, es motivo de orgullo y satisfacción recoger de manos de la misma institución que la creó este reconocimiento al sueño de una ciudad y a la pasión, entrega y dedicación de tantas personas que nos precedieron”.
El periódico Mediterráneo, cien años de compromiso informativo
La segunda Medalla de Oro fue para el periódico Mediterráneo, decano de la prensa en la provincia y testigo directo de la vida castellonense durante un siglo. El consejero delegado de Prensa Ibérica, Aitor Moll, expresó la emoción de recoger este galardón: “Hoy es un día muy especial para esta ciudad, que celebra sus 774 años de historia, y también para todos los que formamos parte de este diario”.
Moll destacó que el premio es un logro colectivo: “Recibir este reconocimiento por los 100 años de vida del Mediterráneo como el diario de Castellón nos llena de orgullo. Es un reconocimiento hacia todos los castellonenses, porque son ellos los que lo han hecho posible”, señaló.
Ignacio Pérez de Heredia, “un niño de Castellón”
El nombramiento como hijo adoptivo de la ciudad recayó en el prior emérito de la Real Cofradía de la Virgen del Lledó, Ignacio Pérez de Heredia y Valle. Emocionado, recordó su llegada a Castellón desde Laguardia (Álava) siendo apenas un niño, y definió su trayectoria vital como profundamente unida a la ciudad. “Soy un sacerdote más de esta diócesis, normal como los demás, pero con una trayectoria enorme”, afirmó.
Con humildad, dedicó el reconocimiento a su familia y a la ciudad que lo acogió: “No sé querer a otra gente que no sea a la gente de Castellón”, dijo, al tiempo que evocaba sus recuerdos de infancia en las calles Colón y Amadeo I o sus partidos de fútbol en el Huerto de Sogueros antes de descubrir su vocación religiosa a los 10 años.
Els Llauradors, música como esencia de un pueblo
El Corbatín de Honor fue para la rondalla Els Llauradors, que recibió el aplauso unánime de los presentes como símbolo de la memoria musical y popular de Castellón. Los últimos miembros en activo de la formación subieron a recoger el reconocimiento, con César Agut como portavoz.
“Este reconocimiento no es solo por la larga trayectoria de Els Llauradors, sino también por toda la música tradicional valenciana”, explicó. Y añadió con emoción: “La rondalla no es nuestra, es del pueblo de Castellón. Es de todos aquellos que nos habéis hecho crecer con vuestra estima, concierto tras concierto, canción tras canción”.
La celebración en la calle
Tras el acto institucional en el Salón de Plenos, la jornada continuó en la plaza Mayor. Allí, la Banda Municipal interpretó la Marxa de la Ciutat de Matilde Salvador y la Escola de Dansa Castelló, junto a la Colla de Dolçainers i Tabaleters, ofrecieron el tradicional Bolero de Castelló. El vuelo de campanas del Fadrí y la mascletà disparada en la plaza de Cardona Vives pusieron el broche final a un día que, más que conmemorar el pasado, quiso proyectar la fuerza y la memoria de Castellón hacia el futuro.






