Combatir el fuego se cotiza al alza. En un verano particularmente cruento, marcado por incendios que han arrasado miles de hectáreas en distintos puntos del país y han puesto a prueba la capacidad de respuesta de los equipos de emergencias, la profesión de bombero vuelve a situarse en el centro de la atención pública. En Castellón, la convocatoria de tres nuevas plazas municipales ha generado un auténtico aluvión de solicitudes: nada menos que 815 aspirantes competirán desde este fin de semana en unas pruebas físicas y psicotécnicas que prometen ser exigentes.
La cifra refleja la dificultad de acceder a un puesto tan disputado y, al mismo tiempo, el reconocimiento social hacia un cuerpo que representa entrega y vocación de servicio. La alcaldesa de Castellón, Begoña Carrasco, ha subrayado que hacía muchos años que no se convocaban plazas para bomberos municipales y ha valorado la respuesta masiva de los candidatos. “Que más de 800 personas se presenten para tan solo tres vacantes demuestra el interés por formar parte de un servicio imprescindible, así como la necesidad de reforzarlo para seguir garantizando la seguridad de los vecinos”, ha señalado. Palabras a las que se suma también el concejal de Seguridad, Antonio Ortolá.
Más allá de la extinción de incendios, los bomberos municipales realizan labores de rescate, acceso a domicilios, asistencia en inundaciones o catástrofes naturales, y colaboran en dispositivos solidarios como el apoyo a la extinción de grandes fuegos forestales en otras comunidades.
La avalancha de candidatos pone de relieve que ser bombero en Castellón no es solo una salida laboral, sino también una aspiración ligada a la vocación y al compromiso. Una profesión que este verano, tras la crudeza de los incendios, se confirma como una de las más necesarias y valoradas por la sociedad.