El Villarreal vivió una noche distinta y muy especial tras su encuentro frente al Saint Gallen en tierras suizas. Jugadores y cuerpo técnico aprovecharon la ocasión para relajarse y fortalecer vínculos con una animada barbacoa que se convirtió en el epicentro de risas, anécdotas y buen ambiente.
Como manda la tradición, los nuevos fichajes del Submarino Amarillo tuvieron que pasar por el clásico ritual de las «novatadas». Hubo momentos para el brillo individual, actuaciones inesperadas y también para los que, con más ganas que talento, hicieron lo que pudieron para arrancar una sonrisa a sus compañeros.
La velada sirvió no solo para disfrutar de una buena comida, sino también para afianzar la unión del grupo en plena pretemporada. Un gesto de camaradería que refuerza el espíritu del vestuario antes de los retos que se avecinan.