Un reducido grupo de radares fijos en Castellón ha sido responsable de más de la mitad de las sanciones por velocidad en 2024, según los datos de Automovilistas Europeos Asociados (AEA) que ha publicado recientemente Mediterráneo. Estos cinco dispositivos sumaron 54.524 denuncias, una cifra muy por encima de las 35.713 registradas por los mismos cinemómetros en 2023, lo que refleja un notable incremento.
Tres de estos radares están entre los 50 que más multas impusieron en todo el país. El que más destaca está ubicado en la AP-7 a su paso por Benicarló (km 356), con 16.704 denuncias. Le siguen el radar de la N-340 en Torreblanca (km 1.010), con 16.287, y otro en la AP-7, en Alcalà de Xivert (km 390), que pasó de casi no multar en 2023 a generar 11.716 sanciones en 2024.
En total, los 15 radares más activos de la provincia formularon cerca de 75.000 denuncias el último año, lo que representa un incremento del 38% respecto al ejercicio anterior. La mayoría de estos dispositivos se encuentran en vías de alta capacidad, a pesar de que el grueso de los accidentes graves ocurre en carreteras secundarias.
Ante estas cifras, la AEA ha criticado el enfoque de la Dirección General de Tráfico, cuestionando si los radares están cumpliendo una función preventiva o si se están utilizando como herramienta recaudatoria.
Castellón cuenta actualmente con 46 radares distribuidos entre móviles y fijos. Aunque 2023 fue el año con más sanciones registradas (más de 108.000), las cifras de 2024 reflejan una continuidad en la estrategia de control de velocidad mediante estos dispositivos.