Una mujer de Almassora fue sometida durante ocho meses a una relación marcada por la violencia, el control extremo y las amenazas por parte de su pareja sentimental, con quien convivía. Ahora, la Audiencia Provincial de Castellón ha considerado probado que la violó y agredió y ha impuesto al violador una condena de once años y medio de cárcel.
En concreto, la Sala le considera autor de un delito de agresión sexual con las agravantes de género y parentesco, dos delitos de lesiones en materia de violencia de género, con la agravante de reincidencia, y un delito leve de amenazas, también con la agravante de reincidencia. Sin embargo, el Tribunal le ha absuelto de un delito de malos tratos habituales y otro delito de lesiones, por los que la Fiscalía pedía también prisión.
El agresor, sobre el que ya pesaban condenas por violencia de género previas, y la víctima mantuvieron una relación sentimental de ocho meses que comenzó en julio de 2021, durante los cuales convivieron en la casa de ella, en Almassora. Desde entonces, el relato de la víctima es de una sucesión de episodios de control y violencia.
Los magistrados consideran probado que, a mediados del mes de enero de 2022, el hombre, guiado por la fijación que tenía por controlar el teléfono de la víctima, se lo cogió tras recibir una llamada y lo tiró contra la pared.
El 2 de febrero, el condenado volvió a exigir a la víctima que le diera su teléfono y, ante sus reticencias, le propinó un puñetazo en la cara, la empujó y le acercó una máquina de cortar el pelo, mientras le decía que la iba a dejar calva para que nadie la mirara y que la iba a rociar con ácido.
A continuación, la golpeó con un cinturón y un zapato y la ordenó que se desnudara para mantener relaciones sexuales, orden que la mujer acató por el estado de sometimiento y miedo en el que se encontraba.
Durante ese inverno, el acusado acudió al negocio que gestionaba la víctima con la intención de entrar en su ordenador de trabajo. Como no lo consiguió, cogió la pantalla y el disco duro y los lanzó al suelo. Con posterioridad, el 8 de marzo de 2022, volvió a pedirle el teléfono, al que ella había puesto una doble contraseña. Al darse cuenta, el violador la amenazó de muerte y le puso un cuchillo de cocina en el cuello.
Al día siguiente, el hombre regresó al negocio de su compañera y le quitó el teléfono, que ella llevaba en el bolsillo del pantalón, antes de llamarla “puta” y volver a amenazarla de muerte.
Además de los 11 años y medio de prisión, el condenado deberá abonar a la mujer 10.000 euros por los daños morales, más 1.200 euros por las lesiones y otros 520 euros por los desperfectos materiales que le causó en un teléfono móvil, un ordenador y un disco duro. La sentencia, que todavía es recurrible, establece además la prohibición de comunicación y aproximación a menos de 500 metros de la víctima por un periodo de nueve años.